Té verde con menta marroquí – Cuándo y cómo tomarlo

Tradicional en Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Mauritania, y asimismo en ciertos países de Oriente Próximo y Medio, el té a la menta (en árabe tradicional شاي بالنعناع chāï binna’nā ‘ o bien en árabe marroquí أتاي atāy, لأتاي o bien latāy), asimismo conocido como “té de menta marroquí”, es un té verde que se infunde con hojas de menta verde, y que acostumbra a ser realmente dulce.

 

Cómo preparar el té con menta

Los primordiales ingredientes del té a la menta tradicional son el té verde, las hojas de menta fresca, el azúcar y el agua hirviendo. Las proporciones de los ingredientes y el tiempo de preparación pueden cambiar sensiblemente. En verdad, en el Magreb se usa agua hirviendo, al tiempo que en Asia Oriental se emplea agua fría. En el Magreb, el té verde se infusiona con un sinnúmero de menta fresca y azúcar.

El té se lava primero con una pequeña cantidad de agua hirviendo. Hay que lavarlo con agua hirviendo haciendo virar la tetera, y después escurrir totalmente y desechar la primera agua.

Este proceso sirve para quitar una parte de los taninos, que son los responsables del sabor áspero del té. Los taninos son un conjunto de moléculas responsables del amargor del té. Asimismo contribuyen a su fuerza y a su coloración.

Una vez lavado el té, se agregan las hojas de menta y el azúcar, y se hierve el agua.

En el Magreb, la tetera se conoce como b’rraad o bien barred (برّاد) (plural, braared), y en otros países árabes lleva por nombre abriq o bien iibriq alshay (ابريق الشاي).

Una vez llena, esta tetera se pone a fuego lento a lo largo de 1 minuto, tiempo en el que el agua no debe llegar a hervir.

Ciertas personas preparan el té con el azúcar primero, y solo agregan la menta después.

Para entremezclarlo, se vierte el té múltiples veces en un vaso y después se vuelve a verter en la tetera. En el momento en que está bien mezclado, en ocasiones se forma una capa de espuma.

Cada persona toma dos-tres vasos de té, y la menta y las hojas de té se dejan en la tetera mientras que se toma el té, con lo que el sabor cambia de un vaso a otro. En el primer vaso, el té de menta tiene un sabor bastante ligero, entonces equilibrado en el segundo, y por último, astringente y amargo en el último.

Un proverbio tuareg dice:

“El primer trago es tan dulce como la vida. El segundo es tan fuerte como el amor. El tercero es tan amargo como la muerte”.

té verde con menta

INGREDIENTES

  • 4 cucharaditas de té verde
  • 1 manojo de menta verde, fresca
  • 6 tazas de agua hirviendo , para el té de menta
  • 1¼ taza de agua hirviendo , para enjuagar el té verde
  • 2 onzas de cubos de azúcar

 

INSTRUCCIONES

  • Cortar los tallos de la menta y lavar las hojas.
  • Hervir el agua.
  • Poner el té verde en una tetera y verter 1¼ tazas (200 ml) de agua hirviendo.
  • Agitar la tetera varias veces para enjuagar bien el té y eliminar el exceso de taninos que hacen que el té tenga un sabor amargo.
  • Deje que infusione durante 30 segundos y, a continuación, cuele y deseche este primer líquido.
  • Colocar las hojas de menta sobre el té en la tetera.
  • Colocar el azúcar sobre las hojas de menta.
  • Vierta 6 tazas (1,5 litros) de agua hirviendo en la tetera y póngala durante 1 minuto a fuego lento, durante el cual no debe dejar que el agua hierva.
  • Para mezclar, verter un poco de té en un vaso y luego volver a verterlo en la tetera.
  • Repita la operación varias veces para oxigenar el té y dejar que desarrolle su fragancia.
  • Dejar reposar durante 3 minutos.
  • Remover ligeramente con una cuchara y servir el té a la menta en vasos de té diseñados para contener bebidas calientes.
  • Para espumar el té, vierta en los vasos desde una altura.

 

Cuándo y cómo beber te verde con menta 

En los países del Magreb, preparar el té a la menta es de forma tradicional un trabajo de hombres, y en general lo prepara el jefe de familia, o bien otro hombre de la casa.

El té a la menta es parte de la vida social y se ofrece a los convidados como signo de hospitalidad. Por lo general, se sirven cuando menos 3 vasos de té por persona.

Marruecos y el té a la menta están indisolublemente unidos. Esta bebida nacional asimismo tiene por nombre “whisky bereber”, un guiño a la prohibición del alcohol para los musulmanes. Está libre en todas y cada una partes, y en cualquier parte que uno vaya, hay té a la menta.

Negarse a tomarlo se considera ofensivo pues es parte de la cultura y el estilo de vida marroquíes.

El té a la menta se toma a lo largo de todo el día, y a lo largo de y tras las comidas. Aun en las oficinas y los negocios, el té actúa como una suerte de interlocutor para llenar una transacción.

Los marroquíes vierten el té desde una altura como signo de hospitalidad. Cuanto más alto se sirve el té, más bienvenidos son los convidados. Comienzan por lo bajo y después suben la tetera lo más alto posible. Esto asimismo oxigena más el té, lo que favorece el aroma y el sabor, aparte de asistir a enfriarlo.

 

La introducción del té en el Norte de África

El té en polvo fue introducido en el norte de África por los británicos en los siglos XVIII y XIX mediante Marruecos y Argelia. Originalmente fue un regalo de la reina Ana de G. Bretaña en agradecimiento al sultán marroquí Moulay Ismail, que liberó a un conjunto de presos británicos.

James Richardson (mil ochocientos nueve – mil ochocientos cincuenta y uno), el conocido explorador británico, describió en su obra “Travels in the great desert of Sahara, in the years of mil ochocientos cuarenta y cinco and mil ochocientos cuarenta y seis, mil ochocientos cuarenta y ocho”, una liturgia del té marroquí en la década de mil ochocientos cuarenta, y escribió que a lo largo de sus viajes se tomaba té abudantemente a lo largo de todo el día.

No obstante, el té no se hizo exageradamente popular hasta mediados del siglo XIX, debido al cierre de los puertos del Báltico a lo largo de la Guerra de Crimea.

La Guerra de Crimea fue un enfrentamiento que tuvo lugar del cuatro de octubre de mil ochocientos cincuenta y tres al 1 de febrero de mil ochocientos cincuenta y seis entre el Imperio Ruso y una coalición formada por el Imperio Otomano, Francia, G. Bretaña y el Reino de Cerdeña.

El enfrentamiento brotó de una disputa entre Rusia y Francia por el control de los lugares sagrados del cristianismo en territorio otomano.

A lo largo de la Guerra de Crimea, en la década de mil ochocientos cincuenta, la Compañía Británica de las Indias Orientales (BEIC) desvió a Marruecos el té destinado a los Estados Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania), lo que dejó a los mercaderes ingleses con un exceso de té chino. En su anhelo por localizar nuevos mercados, empezaron a venderlo en los puertos marroquíes de Tánger y Essaouira (ya antes Mogador).

Al comienzo solo era alcanzable para las clases altas, mas a fines del siglo XIX el té pasó a estar al alcance de todas y cada una de las clases sociales.

A inicios del siglo veinte, el té se había transformado en la bebida más popular de Marruecos, y viajó a otros países del norte de África.

Si bien el té a la menta se consume en la actualidad en el mundo entero, fueron los marroquíes los primeros en infusionarlo con menta, como forma de contrarrestar el amargor.

 

Variaciones

En Marruecos, sobre todo en invierno, si la menta escasea o bien es menos aromatizada, en ocasiones se agregan hojas de ajenjo (chiba o bien sheeba en dialecto marroquí) a la menta, o bien aun se reemplazan por completo, lo que da a la bebida un sabor considerablemente más amargo.

Asimismo se usa fiesta de limón (luiza en marroquí) para darle un sabor alimonado. Asimismo se agregan frecuentemente flores de naranjo frescas al té de menta.

La preparación y el sabor del té a la menta cambian conforme las zonas del Magreb. En el Sáhara Occidental, por poner un ejemplo, la menta se emplea en cantidades pequeñísimas, lo que hace que el té sahariano sea realmente fuerte, amargo y concentrado.

En Túnez, el té es más concentrado y fuerte, y se sirve de forma tradicional con piñones.

Para preparar el té en Mauritania hay que continuar 3 pasos. El primero es el de verter agua hirviendo en la tetera, ponerla al fuego y agregar una cantidad conveniente de té verde conocido en Mauritania como “hip” . La tetera debe continuar en el fuego a lo largo de dos minutos, y después el último paso es poner la tetera en la mesa, incorporar el azúcar y por último la menta a fin de que el té esté listo para ser bebido en el instante.

Con independencia del país y la zona, la tetera siempre y en todo momento ha de ser de metal, así sea de plata pura o bien de otro metal, como el acero inoxidable.

La característica común de estas teteras es su brillo y decoración, y tanto las teteras como las bandejas acostumbran a estar decoradas con grabados hechos a mano.

La urbe de Fez, en Marruecos, es la primordial fuente de bellas teteras, y los artesanos han preservado esta industria tradicional que lleva una impronta andaluza, signo de opulencia y lujo.

La bandeja y la tetera van acompañadas de otros aparejos llamados al-Saña, que son 3 pequeñas ollas del mismo metal, destinadas al té, el azúcar y la menta. El té a la menta jamás se toma en tazas, sino más bien en vasos tradicionales singularmente diseñados para esto.